EN LA CAMARA MUNICIPAL DEL MUNICIPIO TORRES EL DÍA 24 DE MAYO DE 2014
EN OCASIÓN DE LA CELEBRACIÓN DEL DÍA NACIONAL DEL CRONISTA
No
fue por azar que llegué aquí, fue por la curiosidad innata, de quien no
consigue respuestas inmediatas, ante la incertidumbre de no saber de dónde
venimos y hacia dónde vamos. De juntar cuartillas con borrones, luego de mi
manía interrogatoria. Visitaba a diario al viejo Correo de la Virgen don José
Gutiérrez, en sus años postreros, y duraba ratos largos, oyéndolo, escudriñando
retazos de la épica local, dibujándome rostros desconocidos para mí; de eso
casualmente se trataba porque al querer ir con firmeza por la vida, no sabía
que respuestas dar. Don José atesoraba prodigiosamente en su memoria sucesos,
personajes que parecían surgir de una obra novelada, asidas a tiempos
inmemoriales. Me iba tras de él, recorría la casa solariega de don Chío Zubillaga,
escuchaba el eco de sus voces conversando sobre la epopeya quijotesca de don
José, a fin que la Chinca iluminará no
sólo con su manto divino a la comarca sino que las dadivas de sus feligreses
por lo cuantiosas, según su ferviente celador, sirvieran para sembrar el futuro
de sus hijos, niños, niñas y jóvenes, con el impulso de escuelas granjas. Tengo
ante mí el compromiso de lograr que no quede en la anomía, esa visión del titán
del Morere, traspasada al Quijote aregueño, más cuando estamos ante momentos
angustiosos de la memoria, del legado de estos prohombres; ante una despiadada
alienación de la que no es tan fácil escapar; sí bien es cierto que vivimos en
mundo globalizado, como lo predijo sabiamente McLuhan, en su libro la Aldea
Global, a nuestros pueblos de la América Latina, es mi opinión, los está
matando es la peste del olvido, de la que hablaba el Gabo en su narrativa. No
es tan fácil hurgar, palpar, en los pasillos de la historia y diseccionar
los hechos como un anatomista, pero esta es la misión, de quienes asumimos
desde lo cotidiano preservar la memoria de los pueblos, que en el lar local,
diremos parafraseando a Eddie Morales Crespo, de grata recordación, sobre Don
Cecilio Zubillaga, afirmando: Que en la Carora de este Siglo y de los que
vengan, habrá de conservarse como una joya de inapreciable valor, la memoria
del casi desconocido titán. Cito: “A los 61 años de vida, había finalizado la
más formidable de las obras. Había puesto a sonar el nombre de nuestra tierra a
lo largo y ancho del ámbito de la patria; había despertado el pensamiento de un
pueblo de marcada genealogía feudal; había transformado la fisonomía de su
aldea sólo conocida por su raigambre goda. “
Estamos
ante un compromiso ante la historia, que
va más allá de hacer una elegía, distinguiendo orgullosos la memoria de quien
rendimos honores por el Día Nacional del Cronista, el autor de Las Galeras de
Tiberio, el gran prosista moderno Enrique Bernardo Núñez, continuador de la
tradición de Oviedos y Baños, y a quien las élites oficialistas, perennemente, han
silenciado, sin rendirle el tributo que merece. Y es nuestra obligación de
imbricar, rebasar, la falsa
historiografía con la que se pretende
suplantar nuestra historia. Sólo me referiré al ostracismo al que sometieron al
Guerrero Páez, que con su temple para el mando con sus rústicos lanceros
contribuyó con denuedo y valor patrio a la causa independentista. No es cierta
esa enemistad, ese odio, que se le quiere indilgar al valeroso héroe, hacia el
Padre de la Patria. Fue Páez quien abogó no sólo para el traslado de sus restos
a suelo patrio, sino que se le hicieran honras fúnebres, y se respetara su
patrimonio familiar. Ya logrado este magnífico propósito que fue enaltecer la
memoria de una de las mayores glorias de la humanidad, trasladados los restos
de nuestro Libertador. Páez dice en sus memorias: “Finalmente el año de 1.866,
he enviado al Arzobispo de Caracas, para que fuese colocada sobre la tumba del
Libertador, la espada que él me regalo el año 27. ¡La espada redentora de los
humanos! preciosa reliquia que he tenido en mi poder por más de cuarenta años!.
Y así en este momento nos preocupa el silencio acerca de nuestros epónimos, a
quienes no se le ha tributado el honor, el merecimiento de venir a reposar ya
en su tierra el eterno descanso del guerrero, como nuestro paladín, General de
División Pedro León Torres.
Cito una de las únicas voces que ha clamado para que sean traídos los restos del gran Prócer Caroreño, el Dr. Juandemaro Querales, uno de los mejores ensayistas venezolanos expresa: “Uno de los pocos próceres de la Patria que aún no está en el Panteón Nacional es el del general Pedro León Torres. Sepultado desde 1822 en Yacuanquer, Pasto, Departamento de Nariño en Colombia. Queremos sensibilizar al pueblo venezolano, para que los restos de este destacado patriota, reposen definitivamente en el Panteón de los héroes de San José en las faldas del Ávila. General que se enroló desde muy joven en el ejército patriótico dirigido por Francisco de Miranda. Formará parte de los famosos 7 Torres o Infantes de Lara, cuya familia completa pelearía y moriría por la libertad de la América del Sur. Gracias a la iniciativa del filósofo e historiador colombiano Álvaro De León Perico, quien desde la Universidad de Nariño en la ciudad de Pasto, se debe el interés por mantener vivo las glorias de este general Epónimo de nuestro Municipio; quien como jefe del ejército de los Departamentos del Sur de Colombia, hacia frente a los pastusos quienes en su mayoría eran partidarios del rey español, lucha en la cual fue herido mortalmente , falleciendo poco tiempo después en un hospital realista, ya que fue hecho prisionero al librarse la Batalla de Bomboná, conflicto armado que constituyó una verdadera degollina para las armas de la República, recientemente creada por voluntad y el genio de Bolívar.” De manera y en consecuencia solicito a este Ilustre Ayuntamiento que se inicien las acciones pertinentes para ver por fin en suelo patrio los restos mortales de nuestro dador de Libertad, es justicia que esperamos, para que en la posteridad brille el ejemplo de su hazaña. Igual petitorio, y en lo local, nos preocupa que donde reposan los restos de prohombres como el Dr. Juan Bautista Perera Meléndez, se restauren las obras de su panteón, sería un gesto hidalgo, para quien en muchos pueblos, como mi terruño, Aregue, dejó una honda huella, entre los menesterosos y necesitados, a tal punto que el 15 de septiembre de 1.953, se constituye en el Municipio Chiquinquirá la Junta Benéfica, con el fin de ejercer la caridad, el bien social, en sus más altas manifestaciones de genuina humanidad y solidaridad cristiana, y al propio tiempo decía su acta fundacional, será nuestra asociación un recuerdo y un homenaje a la memoria del Dr. Juan Perera Meléndez, el médico inolvidable de los pobres. No quiero terminar estas palabras, sin rendirle tributo, a dos de mis más admirados maestros en estas lides de curiosear el pasado, a don Numa Rojas, quien abrió el paso, para el reconocimiento a estos eximios defensores del Patrimonio, y a Alejandro Barrios Piña, quien me estímulo para que asumiera esta labor, que vainon, me echó usted colega, era mi saludo afectuoso para él, a sabiendas que ésta, más que una responsabilidad, es un compromiso con las futuras generaciones. Al finalizar, pido que le tributemos, a ellos, no a mí, un enorme aplauso. Y finalmente, honorable Cámara Municipal, elevo ante ustedes la petición de una justa y necesaria reforma a la Ordenanza que rige la materia del Cronista, en dos aspectos: 1) La inclusión de los Cronistas Parroquiales, que venimos realizando nuestra labor desde hace varios años, el Profesor Bernardo Yépez, el poeta Jesús Medina, el profesor Rafael Rojas, y mi persona, como personal adscrito a la Oficina del Cronista Municipal. 2) Se estudie la necesidad de crear un Instituto de Investigaciones Históricas y Defensa Patrimonial, ya que nuestro municipio es un reservorio de un gran legado patrimonial, para la humanidad. Muchas gracias.
Cito una de las únicas voces que ha clamado para que sean traídos los restos del gran Prócer Caroreño, el Dr. Juandemaro Querales, uno de los mejores ensayistas venezolanos expresa: “Uno de los pocos próceres de la Patria que aún no está en el Panteón Nacional es el del general Pedro León Torres. Sepultado desde 1822 en Yacuanquer, Pasto, Departamento de Nariño en Colombia. Queremos sensibilizar al pueblo venezolano, para que los restos de este destacado patriota, reposen definitivamente en el Panteón de los héroes de San José en las faldas del Ávila. General que se enroló desde muy joven en el ejército patriótico dirigido por Francisco de Miranda. Formará parte de los famosos 7 Torres o Infantes de Lara, cuya familia completa pelearía y moriría por la libertad de la América del Sur. Gracias a la iniciativa del filósofo e historiador colombiano Álvaro De León Perico, quien desde la Universidad de Nariño en la ciudad de Pasto, se debe el interés por mantener vivo las glorias de este general Epónimo de nuestro Municipio; quien como jefe del ejército de los Departamentos del Sur de Colombia, hacia frente a los pastusos quienes en su mayoría eran partidarios del rey español, lucha en la cual fue herido mortalmente , falleciendo poco tiempo después en un hospital realista, ya que fue hecho prisionero al librarse la Batalla de Bomboná, conflicto armado que constituyó una verdadera degollina para las armas de la República, recientemente creada por voluntad y el genio de Bolívar.” De manera y en consecuencia solicito a este Ilustre Ayuntamiento que se inicien las acciones pertinentes para ver por fin en suelo patrio los restos mortales de nuestro dador de Libertad, es justicia que esperamos, para que en la posteridad brille el ejemplo de su hazaña. Igual petitorio, y en lo local, nos preocupa que donde reposan los restos de prohombres como el Dr. Juan Bautista Perera Meléndez, se restauren las obras de su panteón, sería un gesto hidalgo, para quien en muchos pueblos, como mi terruño, Aregue, dejó una honda huella, entre los menesterosos y necesitados, a tal punto que el 15 de septiembre de 1.953, se constituye en el Municipio Chiquinquirá la Junta Benéfica, con el fin de ejercer la caridad, el bien social, en sus más altas manifestaciones de genuina humanidad y solidaridad cristiana, y al propio tiempo decía su acta fundacional, será nuestra asociación un recuerdo y un homenaje a la memoria del Dr. Juan Perera Meléndez, el médico inolvidable de los pobres. No quiero terminar estas palabras, sin rendirle tributo, a dos de mis más admirados maestros en estas lides de curiosear el pasado, a don Numa Rojas, quien abrió el paso, para el reconocimiento a estos eximios defensores del Patrimonio, y a Alejandro Barrios Piña, quien me estímulo para que asumiera esta labor, que vainon, me echó usted colega, era mi saludo afectuoso para él, a sabiendas que ésta, más que una responsabilidad, es un compromiso con las futuras generaciones. Al finalizar, pido que le tributemos, a ellos, no a mí, un enorme aplauso. Y finalmente, honorable Cámara Municipal, elevo ante ustedes la petición de una justa y necesaria reforma a la Ordenanza que rige la materia del Cronista, en dos aspectos: 1) La inclusión de los Cronistas Parroquiales, que venimos realizando nuestra labor desde hace varios años, el Profesor Bernardo Yépez, el poeta Jesús Medina, el profesor Rafael Rojas, y mi persona, como personal adscrito a la Oficina del Cronista Municipal. 2) Se estudie la necesidad de crear un Instituto de Investigaciones Históricas y Defensa Patrimonial, ya que nuestro municipio es un reservorio de un gran legado patrimonial, para la humanidad. Muchas gracias.