jueves, 16 de enero de 2014



UN PERDIODICO  AJENO A LA LISONJA DE BARATIJAS

WILLIAM VILLANUEVA
Don Chío se refirió en su época a El Impulso como un periódico ajeno a la lisonja de baratijas. 



  En Venezuela se acrecienta una crisis sin parangón en la historia republicana. Nunca como en estos días se había ceñido sobre los venezolanos un tétrico escenario como el que se avizora. Un descrédito de las instituciones del gobierno que como se dice en el argot popular no da pie con bola a la hora de aplicar las medidas económicas que se le antojen. Un Presidente que sí ha sido “legitimado” por unos resultados electorales en su momento muy cuestionados por cierto, sigue en la cresta de la polémica, rumores van y vienen sobre su nacionalidad no venezolana. Lo anterior estaría en la agenda de sectores democráticos del país que dicen tener las pruebas fehacientes de esta barbaridad. Pero lo que empieza a  causar efervescencia  y  rabia es el empeño de este gobierno de acabar con el clima de libertades, entre ellas la más preciada, la libertad de expresión. La tardanza gubernamental en facilitar la entrega de las divisas en dólares a varios diarios venezolanos, para la adquisición de papel e insumos gráficos, entre ellos El Impulso, y El Nacional, enmascara otros propósitos que no son sino la retaliación y una descarada aplicación de censura y reprobación de su línea editorial, siempre frontal y objetiva. En el caso de El Impulso, lo que no había acontecido ni en las peores décadas de la historia política del país, está a punto de ocurrir; al dejar de circular se le nublará la cara de tristeza a muchos larenses y venezolanos que en la mañana, con los primeros sorbos de café, encontraban en sus páginas la verdad y nada más que la verdad, del acontecer diario, con un plantilla de laboriosos comunicadores sociales, y columnistas, que no abrigan sino la pasión por la palabra y por ver reflejada nuestra región. El Impulso ha sido caja de resonancia de las causas progresistas, larenses, y en todo momento fue en  su primer lar, Carora, donde mayor adhesión tuvo y mentes preclaras como las de don Chío Zubillaga, adelantado en su tiempo, enalteció el  papel auspiciador de libertades de la prensa escrita, reconociendo la labor de El Impulso.  Así nos lo revela un episodio que fue la lucha por el acueducto de la ciudad prócera de Carora. Aunado al reconocimiento de la Municipalidad Torrense del 20 de enero de 1.941, al Gral. Juan de Jesús Blanco, “Por sus nobles esfuerzos en favor de esta tierra legendaria”, decía el acuerdo, en agradecimiento por el acueducto caroreño, da cuenta don Chío sobre el apoyo de estas iniciativas hacia el progreso y la modernidad de otros sectores de la sociedad caroreña. Cito: “La prueba de que no era así, y que no era el concejo solamente como órgano oficial el que demostraba su adhesión y simpatía al Jefe Progresista, es que una organización  social tan respetable pero excluyente como el Club Torres hacía Miembro Honorario  a Blanco;” Y he aquí la opinión de Chío sobre El Impulso: “y en tono de aplauso sin entrelineados sospechosos se expresaban sobre el Magistrado progresista “El Impulso” y “Labor”, periódicos ajenos a la lisonja de baratijas que dirigían hombres de la talla moral de Federico Carmona y José Herrera Oropeza”. Defendamos este legado patrimonial  de la libertad de expresión que se ha mantenido por 110 años.

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